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Historia de la Hipnosis III: Siglo XIX

Hacia 1880, surgen en Francia dos escuelas: Salpêtrière y Nancy, que constituyen sendas posturas opuestas con respecto a la conceptualización de la hipnosis.


Tras la caída del Mesmerismo, la hipnosis es de nuevo realizada por curanderos y sanadores que están fuera de los círculos oficiales de la época. Sin embargo, hacia el último cuarto del siglo XIX, en Francia y más concretamente en París, con todo el apoyo oficial de los estamentos científicos del momento, la hipnosis tiene un nuevo auge en la denominada escuela de Salpêtrière.

Esta escuela estaba dirigida y liderada por Jean-Martín Charcot y, con él, toda una plantilla de prestigiosos médicos nada sospechosos de no representar la medicina de la época. Entre los más prestigiosos neurólogos que trabajaron en Salpêtriêre podemos nombrar a: Binet, Babinski, Gilles de la Tourette, Pierre Janet y otros.


Charcot no utilizaba la hipnosis como medio terapéutico, sino como procedimiento para investigar los fenómenos que posteriormente hemos denominado psicosomáticos. Él pensaba que el estado hipnótico sólo podría producirse en personas enfermas, concretamente histéricas. De esta forma bajo su teoría, aquel que entraba en estado hipnótico, era diagnosticado como enfermo histérico. La hipnosis se convierte, por lo tanto, en un banco de pruebas para el estudio de estos procesos patológicos, provocándose de forma experimental “neurosis espontáneas”.


Al introducirse la hipnosis como un método en el que se provocan estados histero-neuróticos, determina que la comunidad científica de la época olvide la censura y la crítica que recibió el magnetismo animal, y admita el procedimiento dentro de los métodos permitidos por la ortodoxia científica. Por supuesto la fama y el prestigio de Charcot hicieron el resto. Su teoría a cerca de la hipnosis se puede resumir en estos puntos:

  • Los estados que pueden alcanzar los sujetos hipnotizados son: estado cataléptico, estado letárgico y estado de sonambulismo.

  • Estos estados se pueden producir por separado o seguidos a través del “gran hipnotismo”.

  • Los indicadores somáticos, que aparecen en el hipnotismo y en el gran hipnotismo, son evidencias de la ausencia de simulación.

  • Las personas que sufren neurosis de tipo histérico son las únicas que pueden llegar a hipnotizarse. El trance es considerado un estado patológico.

  • La sugestión no es un rasgo a tener en cuenta para producir hipnosis. En todo caso sería un síntoma más, nunca una explicación.


Sigmund Freud (1856-1939) en 1885, estuvo seis meses con Charcot en su consulta de Paris en la Salpêtriere donde fue ciertamente impresionado por la realidad del fenómeno hipnótico. Estos seis meses con Charcot serían más tarde decisivos para Freud en la creación de su Psicoanálisis.


Con el tiempo se comienza a sospechar, con gran escándalo, que los métodos de Charcot son artificiosos por estar totalmente sesgados. Por lo tanto, la credibilidad de la escuela de Salpêtrière queda por los suelos y con ello también se hunde la solidez que había alcanzado la hipnosis.


P. Janet continuó con la investigación de la hipnosis posteriormente a Charcot. Para Janet la hipnosis no es una terapia en sí, por lo que debe ser empleada dentro de un marco terapéutico global, ya que nos sirve para favorecer la supresión del control personal, disminuye el sentido crítico y eleva la posibilidad del fenómeno de la psicoplasia.



Por otro lado en la escuela de Nancy, A. Liébeault (1823-1904), siguiendo los trabajos de varios antepasados como De Faria o Braid, desarrolla un método con el que provoca un sueño a través de la palabra, cura a través de ésta, introduce en el cerebro la imagen psíquica del sueño y procura situar allí la imagen psíquica de la curación (Bernheim 1855). Para Liébeault el estado hipnótico se consigue por medio de la sugestión verbal, convirtiéndose por ello en el verdadero fundador de la denominada “terapéutica sugestiva”. Posteriormente Bernheim lo desarrolla de forma magistral.


H. M. Bernheim (1837-1919), neurólogo y profesor interesado por el trabajo de Liébeault, funda junto a éste la escuela de Nancy; para ellos la sugestión es producto de un consentimiento del sujeto, y este consentimiento puede darse desde un estado de vigilia. Con la publicación del libro “De la sugestión” en 1886, la hipnosis parece emerger de nuevo como ámbito de estudio en la ciencia del momento.



Paralelamente, en esta época un farmacéutico francés llamado Dr. Coué, introduce el concepto de “psicoplasia” como la aptitud para transformar una idea en acto. Se puede establecer un paralelismo con lo que defiende Bernheim: “La sugestión, es decir, la penetración de la idea del fenómeno en el cerebro del sujeto por la palabra, el gesto, la vista o la imitación, me parece que es la clave de todos los hechos hipnóticos que he observado. Sin la sugestión no he podido producirlos”.


Normalmente se suele sintetizar la teoría de Bernheim en cinco puntos:

  • La sugestión puede suceder tanto en personas hipnotizadas como no hipnotizadas.

  • La sugestión tiene varios grados.

  • La hipnosis será un estado de sugestión profunda, que finaliza en un estado fisiológico característico.

  • La hipnosis sólo puede resultar con sugestiones apropiadas.

  • Los procedimientos para producir un estado hipnótico pueden realizarse desde la vigilia.


En 1889, Freud también visitó la escuela de Nancy y observó cómo el ya longevo Liébeault y Bernheim trabajaban con la población más humilde obteniendo indiscutibles series de catarsis colectiva. El propio Freud menciona:

“Fui testigo de las asombrosas experiencias de Bernheim con sus enfermos del hospital, siendo allí donde recibí las más fuertes impresiones relativas a las posibilidades abiertas por los poderosos procesos psíquicos que, con todo, permanecían ocultos a la conciencia del hombre” (Cavallier, 98).


Se dice que Freud no supo hipnotizar y tuvo gran respeto a utilizar esta técnica, aun así, es justo destacar aquí la notable y crucial importancia de sus experiencias con la hipnosis para su posterior teorización y sistematización del psicoanálisis.


En la España de finales del s. XIX debemos destacar a Ramón y Cajal, quien en 1886 organiza el “Comité de Investigaciones Psicológicas”, en el que se examinan profusamente las posibilidades terapéuticas de la hipnosis con resultados, según sus propias palabras: “sorprendentes”. De hecho se sabe que alguno de sus hijos nació con anestesia hipnótica.



Francisco Quesada Rodríguez

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Psicólogo Francisco Quesada 

Consultor especializado en Neuropsicología clínica

 Especialista en Hipnosis Clínica. Experto en Violencia y Agresión.
                                                                                                             
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