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"Alzheimer": La importancia de la detección y el abordaje tempranos.

Haciendo un poco de historia en cuanto al estado de deterioro mental, recordamos la etimología del término Demencia y con ello una vieja definición “de-mens” conformado por el prefijo “de” (ausencia) y el sufijo “mens” (alma, espíritu o inteligencia), como una forma de describir a personas que habían perdido el rumbo de su conducta con un auto-manejo muy comprometido.


El diagnóstico de la demencia es una tarea sencilla cuando el cuadro clínico se encuentra avanzado. En cambio en los estadios iniciales, resulta difícil y requiere de una experiencia y destreza particulares.

La queja de pérdida de memoria es la principal y más frecuente señal de alarma, pero hay que ser sensible también a otras manifestaciones que pueden tener el mismo significado, como las dificultades en la orientación, los problemas del lenguaje, los cambios del carácter, los diferentes errores en tareas complejas o las dificultades con el manejo financiero.


Estas referencias hechas por el paciente, adquieren mayor valor si son corroboradas por un informante válido. Algunas veces predominan los síntomas conductuales sobre los cognitivos. Hay que estar atento a la identificación de anosognosia (incapacidad de un sujeto para reconocer su enfermedad).


En las consultas generales, la detección y diagnóstico de demencia se debe basar en: una adecuada actitud de alerta, en documentar la existencia de un deterioro cognitivo a través del empleo de pruebas de evaluación, y constatar que existe una afectación de la capacidad funcional a través de la aplicación de escalas funcionales. Esto es necesario para obtener un diagnóstico precoz.


En cuanto a las ventajas del diagnóstico precoz del deterioro cognitivo, podemos decir que elimina la incertidumbre diagnóstica, respeta el derecho de autonomía e información del paciente y su familia, permite acceder de manera precoz a tratamientos que pueden mejorar el pronóstico, retrasa la institucionalización y disminuye el costo asociado a la enfermedad. También permite la planificación personal, familiar y social en cuanto a la posibilidad de hacer testamentos, adaptaciones en el domicilio y previsión de diferentes recursos (como residencias), respectivamente.


El objetivo central de la evaluación consiste en demostrar la existencia de los trastornos cognitivos, así como su naturaleza e intensidad. La exploración consiste en definir las capacidades afectadas y las preservadas para poder establecer un perfil clínico. Se debe determinar también la intensidad y la gravedad de las alteraciones. La exploración debe realizarse en fases, las que representan distintas aproximaciones al reconocimiento y cuantificación de los trastornos del paciente. Este concepto en forma de aproximación se denomina “modular”.

No existe una batería neuropsicológica estandarizada que sirva para todo tipo de necesidades y de pacientes. La flexibilidad es fundamental en función de los objetivos planteados por el examinador y de la situación básica del paciente. Los pasos a seguir para el establecimiento del diagnóstico de demencia son:


* Identificación de la presencia de un síndrome de déficit cognitivo y examen clínico neuropsicológico del paciente.


* Descartar la confusión mental y otras condiciones potencialmente reversibles del síndrome demencial (alteraciones del estado del humor, cuadros disociativos y otros).


* Identificar el estadio o intensidad del deterioro cognitivo “de tipo demencial”.


* Reconocer el perfil clínico del síndrome demencial, considerando tanto los elementos cognitivos como no cognitivos, el proceso evolutivo, el curso del pensamiento y los acompañantes motores (síndromes piramidal, extrapiramidal, parkinsoniano o tónico-frontal).


* Conocer el contexto en el que está inmerso el paciente con deterioro cognitivo o con demencia, para establecer acciones encaminadas a incrementar su calidad de vida.

La evaluación neuropsicológica desempeña un papel fundamental en la identificación de la presencia de demencia y en su diagnóstico diferencial, pues la mayor parte de los síntomas que presentan los pacientes con demencia son de orden neuropsicológico.


Esta evaluación se lleva a cabo, por un profesional especializado en neuropsicología, mediante un proceso complejo en el que se interpretan múltiples datos para establecer un posible diagnóstico, que luego se corroborará o no junto con el resto de las piezas que conforman la evaluación. Estas pruebas neuropsicológicas son sensibles a diferentes tipos de deterioro cognitivo, adaptadas para ser administradas a sujetos, normalmente mayores, cuentan con eficacia clínica probada en la clasificación de pacientes para cada tipo de demencia y permitir la evaluación de todas y cada una de las áreas cognitivas.


Recopilado de: "La enfermedad de alzheimer: diagnóstico y tratamiento" Acosta et al. 2012.

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Psicólogo Francisco Quesada 

Consultor especializado en Neuropsicología clínica

 Especialista en Hipnosis Clínica. Experto en Violencia y Agresión.
                                                                                                             
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