top of page

¿Es posible cambiar la mente?

"Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro" Santiago Ramón y Cajal.


Mi respuesta, basada en la investigación científica más avanzada y en mi propia experiencia personal y profesional, es un contundente sí. La mente puede crear la más deslumbrante belleza, o la más devastadora destrucción, puede ser la causante de los actos más nobles y altruistas o la responsable del egoísmo más infame. La mente puede dignificar o degradar, amar u odiar, alegrarse o deprimirse, salvar o matar, soñar hasta el cansancio o desanimarse hasta el suicidio.

La compleja capacidad de razonar con la que contamos nos aleja de nuestros antecesores animales, no importa lo que digamos y las analogías que pretendamos establecer a partir de las similitudes bioquímicas halladas con los primates. El problema no sólo es cuantitativo, sino cualitativo. Nadie niega que algunos primates también tengan cierto nivel de auto-conciencia, pero en el ser humano la capacidad de auto- reflexión alcanza un grado notable de expansión que, entre otras muchas cosas, le permite preguntarse por el sentido de la vida, trascender psicológica y espiritualmente y mostrar una creatividad sin límite.

La mente humana es perezosa. Se autoperpetúa a sí misma, es generadora de su parecer y con una alta propensión al autoengaño. En cierto sentido, creamos el mundo y nos encerramos en él. Vivimos enfrascados en un diálogo interior interminable donde la realidad externa no siempre tiene entrada. Tu mente, al igual que la mía, es hiperactiva, inquieta, astuta, contradictoria. La mente no es un sistema de procesamiento de la información amigable, predecible y fácilmente controlable, como ocurre con muchos computadores; nuestro aparato psicológico tiene intencionalidad, motivos, emoción y expectativas de todo tipo. La mente es egocéntrica, busca sobrevivir a cualquier costo, incluso si el precio es mantenerse en la más absurda irracionalidad.


La pregunta que surge, entonces, es obvia: ¿Por qué en determinadas situaciones continuamos defendiendo actitudes negativas y autodestructivas a pesar de la evidencia en contra? ¿Por qué permanecemos atados a la irracionalidad pudiendo salimos de ella?

Nos resignamos a vivir así, limitados, atrapados, infelices y relativamente satisfechos, porque al menos nos mantenemos en un nivel aceptable. Conformismo puro. La revolución psicológica verdadera sería salirnos de la piscina, pero algo nos lo impide, como si estuviéramos anclados en un banco de arena movediza que nos chupa, lentamente. El pensamiento que nos prohíbe ser atrevidos y explorar el mundo con libertad está enquistado en nuestra base de datos: "Más vale malo conocido que bueno por conocer".


La mayoría de las personas mostramos una alta resistencia al cambio. Preferimos lo conocido a lo desconocido, puesto que lo nuevo suele generar incomodidad y estrés. Cambiar implica pasar de un estado a otro, lo cual hace que inevitablemente el sistema se desorganice para volver a organizarse luego asumiendo otra estructura. Todo cambio es incómodo, como cuando queremos reemplazar unos zapatos viejos por unos nuevos. Teilhard de Chardin consideraba que todo crecimiento está vinculado a un grado de sufrimiento. El cambio requiere que desechemos durante un tiempo las señales de seguridad de los antiguos esquemas que nos han acompañado durante años, para adoptar otros comportamientos con los que no estamos tan familiarizados ni nos generan tanta confianza. Crecer duele y asusta.


La novedad produce dos emociones encontradas: miedo y curiosidad. Mientras el miedo a lo desconocido actúa como un freno, la curiosidad obra como un incentivo (a veces irrefrenable) que nos lleva a explorar el mundo y a asombrarnos.


Aceptar la posibilidad de renovarse implica que la curiosidad como fuerza positiva se imponga a la parálisis que genera el temor. Abandonar las viejas costumbres y permitirse la revisión de las creencias que nos han gobernado durante años requiere de valentía.


Ahora bien, podemos llevar a cabo la ruptura con lo que nos ata de dos maneras: (a) lentamente, en el sentido de desapegarse, despegarse, o (b) de manera rápida, lo cual implica "aceptar lo peor que podría ocurrir" de una vez por todas, en el sentido de soltarse, saltar al vacío, jugársela sin anestesia.


Las teorías o las creencias que hemos elaborado durante toda la vida sobre nosotros mismos, el mundo y el futuro se adhieren nuestra psiquis, se mimetizan con todo el trasfondo informacional y las convertimos en verdades absolutas. Le hacemos demasiado caso a las creencias que nos han inculcado de pequeños. Si toda la vida te han dicho que eres un inútil, es probable que tu mente se crea el cuento y organice una; base de datos sólida alrededor de la incompetencia percibida. Entonces, decir: "Soy inútil" es mucho más que una opinión, es una revelación convertida en dogma de fe. El slogan educativo con los años se convierte en un mandato difícil de ignorar:"Si mis padres y amigos me lo dicen, por algo es". Así nace el paradigma, es decir, la certeza incontrovertible de que soy como me han dicho que soy.


Al menos tres aspectos influyen para que la mente se cierre sobre sí misma y viva en el autoengaño: (a) la economía mental o cognitiva, (b) las profecías autorrealizadas y (c) las estrategias evitativas y compensatorias.


* La economía mental, la que nos mantiene atados a los viejos hábitos, depende de una serie de mecanismos erróneos llamados sesgos. Los distintos sesgos pueden ser atencionales, de memoria y perceptivos.


* La profecía autorrealizada es la mayor expresión del autoengaño. El mecanismo es como sigue: parto de una profecía o anticipación de algo que va ocurrir, después hago todo lo posible para que la profecía se cumpla (casi siempre de manera no consciente) y finalmente concluyo que la profecía se cumplió: "Yo dije que esto iba a pasar".


* Las estrategias de evitación también ayudan a la autoperpetuación de los esquemas negativos, aunque de una manera más indirecta que las profecías. La psicología humana se mueve en una contradicción esencial: mientras que de manera consciente queremos dejar de sufrir y eliminar las creencias irracionales responsables de nuestro malestar, de manera no consciente fortalecemos nuestros esquemas negativos evitando cualquier confrontación que los ponga a tambalear.




Últimos  Posts
Recent Posts
Archive
Etiquetas
No hay etiquetas aún.

Psicólogo Francisco Quesada 

Consultor especializado en Neuropsicología clínica

 Especialista en Hipnosis Clínica. Experto en Violencia y Agresión.
                                                                                                             
bottom of page