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Estrategias educativas para superdotados

Para tener una idea de la complejidad del tema que acometemos en este artículo, diremos que la primera dificultad ya surge a la hora de tratar de dar una definición del término «superdotado». En este artículo anterior puedes profundizar más. ¿Niños con altas capacidades?


Otro punto relevante y complejo es el que se refiere a los enfoques educativos que hay que adoptar con estos alumnos y alumnas, dado que necesitan oportunidades educativas especiales si queremos desarrollar sus excepcionales potencialidades y que no se aburran, cuando menos, ante los contenidos curriculares que se imparten en la mayoría de los centros ordinarios. Esto hace necesario utilizar estrategias de adaptación, sobre todo en las etapas de educación obligatoria, a sus características concretas.


Con relación al origen de este fenómeno, cabe decir que, al igual que se plantea la dicotomía herencia-ambiente en otro tipo de fenómenos personales, en el caso de la superdotación también surge la cuestión de si estas diferencias individuales con respecto a la norma tienen origen genético o ambiental. Hoy día hay casi unanimidad en creer que son ambos factores los que están en la base de esta excepcionalidad, y que desempeña un papel crucial en la determinación de la superdotación, así como en el desarrollo de las estrategias y habilidades que caracterizan a estos sujetos (Hunt y Marshall, 1999). Se dice que estos niños ya poseen un cerebro superdotado antes incluso de nacer, pero los estudios realizados con gemelos monocigóticos criados en ambientes socioculturales y familiares distintos demuestran la influencia de estos factores no orgánicos


Por tanto, la familia desempeña un papel importantísimo en el aporte genético y en el aporte de un ambiente rico en estimulaciones apropiadas a sus características intelectuales. En este sentido, es crucial la detección temprana de estos niños como superdotados, así como la canalización (junto con la escuela) de esas especiales características talentosas hacia un tipo de educación que le permita desarrollar al máximo todas sus potencialidades.


Usando como criterio el cociente intelectual (CI) y situando el punto de partida en 140, quedaría excluido el 99 por 100 de la población, lo cual supondría una prevalencia del 1 por 100. Sin embargo, lo normal es que se considere unos porcentajes entre el 3 y el 5 por 100, dentro de la población en edad escolar.


En términos generales, los niños superdotados no son formalmente identificados hasta que no entran en la escuela, normalmente entre los cursos 3º y 4º de Primaria, lo que supone un retraso bastante importante en su detección, ya que estos primeros años son fundamentales en su desarrollo intelectual excepcional. Para que esto no ocurra, se hace necesaria la detección temprana, al objeto de intervenir cuanto antes en este proceso de desarrollo, tanto en el ámbito familiar como en la educación infantil, adoptando las medidas educativas más adecuadas a sus características peculiares.


Los sujetos superdotados suelen mostrar ciertos aspectos comportamentales específicos (Genovard, 1982; Taylor et al., 1985), tales como:


* Curiosidad orientada a la comprensión. Les interesa el «porqué» de todo lo que van aprendiendo, más que el «qué».


* Interconectan las informaciones que van adquiriendo (Castelló, 1996) referidas a contextos distintos, generando conceptos y representaciones, vinculando informaciones aparentemente distintas, consiguiendo altos niveles de abstracción. Todo ello gracias a sus recursos cognitivos.


* Son eficaces en cualquier tipo de contexto o tarea (versatilidad), aunque no consigan siempre resultados espectaculares de forma sistemática.


Estas características implican en ellos un estilo de aprendizaje distinto, ya que tratan de comprender mejor, en lugar de saber más. Pueden no sentirse demasiado interesados por las tareas escolares y presentar más o menos altibajos según el interés que tengan en el tema a tratar. En esta motivación por las tareas escolares influye también el estilo docente del profesor. Su estilo de recuerdo es más reconstructivo que recuperativo de la información, y muestra más interés por los trabajos de elaboración, las demostraciones, las investigaciones, etc. Todo lo que antecede deberá tenerse en cuenta a la hora de evaluarlos.


En general, la identificación de los alumnos superdotados es aún más difícil en el ámbito escolar, ya que van superando normalmente las asignaturas, generan pocos problemas en el aula y sus relaciones sociales son aceptables. Será en los cursos más avanzados (a partir de bachillerato) cuando empiece a destacar, al encontrar en este nivel educativo las características adecuadas para ello (Castelló, 1996). Desde el punto de vista social, estos niños suelen tener relaciones buenas con sus compañeros de clase y con sus profesores, y excepcionalmente adoptan posiciones de liderazgo.


Para la detección se utilizarían las medidas de uso general en la labor del psicólogo (entrevistas, cuestionarios o inventarios estandarizados), que permitirían discriminar los niños de inteligencia superior, como una primera forma de identificación.


Por su importancia evolutiva y psicosocial, podemos hacernos una idea de lo decisiva que es la etapa de la enseñanza infantil de cara al desarrollo intelectual y personal del alumno en el futuro. Ya hemos referido cómo los niños superdotados, antes de los tres años, ya dan muestra de sus altas capacidades y de sus potencialidades (saben leer y hacer cálculos sencillos).


Es precisamente ahora cuando más falta hace una respuesta adecuada de atención a la diversidad por parte de la escuela para poder solventar estos problemas, dado que la disincronía social provoca un desfase bastante considerable entre la rapidez y el desarrollo mental del niño superdotado y la celeridad media de los demás compañeros de clase, que es el parámetro utilizado por la mayoría de los sistemas educativos. Esto hace que su potencial se vaya deteriorando, y que llegue a trabajar entre 3 y 5 años por debajo de sus posibilidades reales, lo que puede hacer, incluso, que estos niños sean considerados «retrasados» escolares.


En el ámbito familiar la problemática no es menor, dado que los padres de estos niños la mayoría de las veces no están especialmente preparados para responder apropiadamente a las demandas de diálogo que su nivel intelectual, cognitivo y afectivo exigen.

De igual forma, el desfase entre la edad mental y la cronológica hace que elijan como amigos a niños de mayor edad que ellos, e incluso a personas adultas, salvo que encuentren a otros niños similares a ellos en dotación intelectual, en cuyo caso aumenta considerablemente su interés por la escuela.


Las estrategias educativas y/o alternativas de escolarización más utilizadas en el ámbito de la enseñanza para alumnos superdotados han sido:

La aceleración. Esta estrategia permite avanzar más rápidamente en los contenidos curriculares generales, adelantando cursos o haciendo dos cursos en uno, y es muy necesaria para estos alumnos (Silverman, 1995). Además, si se utiliza de forma conveniente, no provoca problemas de tipo socioemocional (Robinson y Noble, 1991; Gouthern y Jones, 1991). Dentro de la aceleración podemos considerar la técnica del «currículo condensado» o «currículo compactado», consistente en comprimir los contenidos y las actividades educativas para que estos alumnos tengan más tiempo para otros temas más relevantes (Howell, Hewards y Swassing, 2001). Esto exige, además, una presentación de los contenidos diferente, así como la evaluación de los resultados de la instrucción.

El enriquecimiento. Podemos considerarlo el complemento de la condensación, ya que el tiempo que ahorra el alumno en los contenidos curriculares normalizados lo dedica a investigar y profundizar en otros temas que le interesan más. Esta estrategia permite aplicar nuevas técnicas educativas, incluyendo información nueva y especializada, pero debe aplicarse de forma estructurada y sistemática, sin dejar la selección de los contenidos al azar (Howell, Hewards y Swassing, 2001).


Si la información anterior nos lleva a pensar que estamos ante un caso de niño superdotado, el paso siguiente es identificar que realmente posee unas aptitudes intelectuales excepcionales. En este proceso, los padres y/o el profesor-tutor deberán utilizar a todos aquellos profesionales y recursos de apoyo expertos y acudir a profesionales especializados para facilitar y desarrollar en lo posible las potencialidades y talentos que posee la/el menor.


Extraído de:"Manual de evaluación e intervención psicológica en necesidades educativas especiales." Universidad de Granada.


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Psicólogo Francisco Quesada 

Consultor especializado en Neuropsicología clínica

 Especialista en Hipnosis Clínica. Experto en Violencia y Agresión.
                                                                                                             
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